viernes, 11 de septiembre de 2009

Se acerca a mis oidos.

Viajábamos en coche, parando en casas abandonadas, con piscinas viejas llenas de agua limpia,
Encontrando antigüedades y animalitos que vivían dentro de ella.
Animales extraños, y eso me hacía sentir muy rara, y fascinada...

Recorríamos paisajes de montaña durante días y tu nunca te sentabas a mi lado
el viaje se estaba haciendo largo y a la vez maravilloso, por viajar cerca tuyo
pero jamás tu brazo rozaba el mío jamás.

Nos peleábamos por quien subiría primero al coche, y volviamos a acabar separados.

En una de esas casas, quise perderme, por esas habitaciones poco iluminadas
con cortinas que dejaban entrever la luz del anochecer, las farolas de la calle,
los sillones viejos, estampados con florecitas de esas que le gustan a la abuela
pero que en cambio, eran tan bonitas y melancólicas...

Recorría los pasillos, habitación tras habitación,quería perderme y a ti no te apetecía buscarme.
Escuchando ruidos... y sintiendo que llegaba detrás mío, tonta de mi, sonreía complaciente, esperando a que me cogieses del brazo, o susurrases cualquier tontería y caminaba cada vez más despacio, hasta que ya era inevitable, y dolorosa espera, en la que el pasillo acababa, me giraba y no estabas... no había nada, tóxica e intoxicada y siempre se entrecorta la respiración.


Solo quería que me buscases tú.
y en todo el sueño, no debaja de sonar, una y otra vez