jueves, 4 de diciembre de 2008

Muy silencioso seguía sus propios pasos hasta llegar a mí, en algún momento de este periodo de tiempo, que no se muy bien como acaba, ni cuando empezó exactamente.
Cuando empezé a sentirme tan tonta como emocionada, con los ojos caidos y envueltos en puro celofán de color tierra, tan marron como lo puede ser tu silencio, los pasos, el cuando y en que momento, la incertidumbre de cuando llegarás, de que harás, de que forma conseguiré llorar, y romper, por fín, estás palabras que solo consigo soltar, cuando tu no estás, cuando nadie está, cuando estoy , con ella, en silencio, hablando demasiado, entendiendolo todo, temblando, pensando.

Como siempre, me encierra en sus paredes, con sus sonidos, con sus actuaciones de persona especial, que tanto me recordarían a tí. No puede evitar leerme algo por que ella se hizo daño haciendolo, y aprende de sus errores, y los saborea después, me acuerdo de tí.
Encuentra entes maravillosos a los que no sabe nombrar y les da un lugar en su vida...
y yo ya no sé donde está la tuya, y donde me pude meter yo.