miércoles, 28 de mayo de 2008

Hasta el final.


Sin poesia y sin papel, sin lápiz y sin piel. No comprende por qué ahora no puede llorar, quizá sea demasiado volatil y las lágrimas, aún por escapar, desaparezcan gracias a la ingravidez.

Sin pensarlo dos veces, se queda tirada, boca arriba, nubes y azul, está segura de que no va a atardecer hasta dos o tres horas más tarde.

Espejos rasgados, nada que interrumpa un paisaje tan material y demasiado natural...
En realidad no tiene nada, es como si estubiera desnuda, espuesta al sol y el aire, y se deteriora rápidamente, no habla, parecería estar loca.

Empieza a luchar en silencio y aprende pronto a ser sumisa, empieza a odiar a la ignorancia y acaba por no querer despegarse de ese suelo que la atrapa, ella finge que no se da cuenta, y sigue caminando, con los ojos cerrados.

Gigantes esferas de metal que la arroyan como a una losa más del suelo, y acabada y tranquila comienza a despegar, pero solo por que se apaga la luz y tiene frio, solo necesita dormir y el aire no la deja.

Vuelve al mar, y no entra en el agua, exhala muy fuerte el humo de su lengua, que se quema, y no abre la boca, que no quiere que escape, viva.



~A veces las esperas se hacen interminables pero siempre hay un final... siempre suele haber un final.